Generalidades

Riego por goteo

Se llama riego por goteo aquel en que, en los emisores (goteros) se produce una pérdida de carga que genera el «goteo» del emisor.

El contacto del agua con el suelo se produce, en este sistema, en un punto. La transmisión del agua por el suelo se confía, exclusivamente, a la transmisividad hidráu­lica del suelo, que, combinada con el caudal aportado, produce el bulbo húmedo, de mayor o menor diámetro y de mayor o menor profundidad.

CONSUMO DE AGUA EN AGRICULTURA

Todo cultivo, considerándolo como un conjunto de plantas situado en un suelo, consume agua a través de tres efectos:

• la transpiración de las plantas de la especie cultivada

• la transpiración de las malas hierbas y

• la evaporación directa desde el suelo

Este consumo es denominado evapotranspiración (ET).

Para reponer al suelo el agua consumida contamos, en principio, con la lluvia y, si ésta no es suficiente, hay que recurrir al riego.

Es evidente que el principal objetivo para obtener buenos resultados productivos es atender adecuadamente la transpiración de las plantas de cultivo, el resto son pérdidas que se introducen en el sistema suelo-agua-planta.

CÓMO OPTIMIZAR LOS RECURSOS HÍDRICOS

Cuando, como consecuencia de la sequía, no se puede disponer del agua necesaria para el adecuado riego de los cultivos, se hace necesario reducir el consumo, limitando la cantidad aplicada o distribuyéndola con mayor eficiencia, y evitando pérdidas innecesarias.

Para conseguirlo convendrá tener presente ciertas prácticas que pueden suponer una mejora en la eficiencia del uso del agua y, por tanto, una mayor disponibilidad del recurso.

Si se desea optimizar el recurso será conveniente:

• Cubrir el consumo que por transpiración realiza el cultivo, de forma que no haya ni déficits ni excesos (eficiencia del sistema).

• Limitar el consumo de agua por transpiración de las malas hierbas.

• Limitar las pérdidas por evaporación desde el suelo.

PRÁCTICAS GENERALES

 

I. DOSIFICACIÓDEL RIEGO

Una de las formas de mejorar el manejo del agua de riego consiste en utilizar la programación de los riegos, no por programas o tandeos fijos sino en función de las necesidades de agua de los cultivos, determinadas por el clima y las propias plantas, adaptándose al medio ambiente.

Para la correcta aplicación del RDC es necesario conocer los períodos críticos del cultivo, entendiendo por tales aquellos momentos fenológicos en los que el desarrollo de un estrés hídrico puede afectar, de forma considerable, la producción y/o la calidad de la cosecha.

Sin embargo, ante situaciones en las que el agua disponible para el cultivo sea insuficiente, podría estudiarse la posibilidad de cubrir adecuadamente las necesidades hídricas de la plantación durante los períodos críticos y distribuir la diferencia durante el resto del ciclo de cultivo.

Para la mayoría de los frutales la fase de floración y cuajado es especialmente sensible a la falta de agua, puesto que produce un menor número de frutos. Otro período bastante sensible es la denominada Fase III o de rápido crecimiento del fruto (en melocotonero de media estación y tardío entre julio y agosto), en cambio la fase de endurecimiento del hueso de los frutales suele ser de menor sensibilidad a la falta de agua y, por tanto, en ella se pueden reducir los aportes de agua sin causar perjuicios acusados. Asimismo, el período de postcosecha también es adecuado, en la mayoría de los frutales, para recortes del riego.

II. MANEJO DE LOS RIEGOS

 

Los sistemas de riego tradicionales, como el riego a manta o por surcos, utilizan en muchos casos generosas dotaciones de agua, muy superiores a las necesidades reales de los cultivos como consecuencia, generalmente, de tiempos de infiltración inadecuados y escorrentías innecesarias. Por lo tanto, para ahorrar agua en los riegos por superficie, además de ajustar las dosis, también es importante aumentar la eficiencia del riego, para lo cual se puede tomar como medida principal tener correctamente nivelada la parcela y ajustar la longitud de la tabla o surco a la permeabilidad del terreno y la dosis de riego necesaria.

En el caso de los riegos comunitarios, un punto de partida básico es mantener una buena organización de los turnos de riego y el escrupuloso respeto a las normas y medidas establecidas para la realización de los mismos.

Para incrementar el aprovechamiento de las cantidades de agua disponibles en caso de sequía, puede recurrirse a uno o varios de los siguientes aspectos:

A) Limitación de la superficie a regar

La programación del riego con las técnicas basadas en parámetros climáticos, tal y como se ha descrito con anterioridad, puede ser mejorada aprovechando recientes avances en el desarrollo de sensores de medida del contenido de humedad del suelo. Estos sensores, o sondas capacitivas, permiten un control más preciso de la cantidad de agua que se incorpora al sistema suelo-planta en cada momento, de forma que se eviten pérdidas en profundidad o, por el contrario, situaciones de excesivo déficit hídrico.

Estas sondas pueden ser de gran utilidad si se instalan como redes de alerta que hayan informando de los contenidos de humedad de los suelos y de las situaciones de estrés hídricos e los distintos cultivos, de forma que se riegue solamente cuando se alcancen niveles de déficit de agua preestablecidos.

B) Riego deficitario controlado

Otra de las medidas que se proponen para aprovechar al máximo los escasos recursos hídricos disponibles es el riego deficitario controlado (RDC), de aplicación fundamentalmente en fruticultura. Esta técnica consiste en una reducción controlada de los aportes de agua en determinados períodos fonológicos, en los que un cierto déficit hídrico no afecta sensiblemente ni a la producción, ni a la calidad, ni al desarrollo de la planta.

En términos generales el RDC permite un ahorro de la dosis total de entre e!15 y el 30%, lo que conlleva una mejora de la eficiencia de uso del agua.